jueves, 17 de diciembre de 2009

Historia de la Navidad



Desde la antigüedad existían ritos paganos que celebraban el solsticio de invierno y la llegada de la primavera.

La fiesta pagana más estrechamente asociada con la nueva Navidad era el Saturnal romano, el 19 de diciembre, en honor de Saturno, dios de la agricultura, que se celebraba durante siete días de bulliciosas diversiones y banquetes.

El 19 de diciembre era el día más importante, ya que se celebraba una gran fiesta en honor a Saturno, dios de la agricultura. Con una duración de siete días, de banquetes y bebidas, los romanos le pedían bienestar a su dios.

Al mismo tiempo, se celebraba en el norte de Europa una fiesta de invierno similar, conocida como Yule, en la que se quemaban grandes troncos adornados con ramas y cintas en honor a los dioses para conseguir que el Sol brillara con más fuerza.

Como los evangelios no mencionan fechas, no es seguro que Jesús naciera ese día. De hecho, el día de Navidad no fue oficialmente reconocido hasta el año 345, cuando por influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianzeno se proclamó el 25 de diciembre como fecha de la Natividad.

El día de Navidad es el 25 de diciembre, cuando se conmemora el Nacimiento de Jesucristo en Belén según los evangelios de San Mateo y San Lucas. Después de la Pascua de Resurrección es la fiesta más importante del año eclesiástico.

martes, 24 de noviembre de 2009

Ava Gardner, Venus era mujer



"El animal más bello del mundo" nació en una granja. Más concretamente en una granja tabacalera de Grabtown (Brogden), Carolina del Norte (EE UU). Ava Gardner vino al mundo el día de Nochebuena del año 1922, en una familia de raíces irlandesas y escocesas. Entre sus antepasados figuraba incluso algún nativo de la tribu tuscarora. Este óptimo producto nacional bruto americano fue la menor de siete hermanos y pasó su infancia asilvestrada, correteando descalza por el camo. Hablaba como un camionero, jugaba al béisbol, trepaba a los árboles y se comportaba, en general, como un muchacho.

Hija de cultivadores de tabaco, a los cinco años ya lo mascaba y a los ocho se lió y fumó su prmer cigarrillo, afición que la acompañaría hasta su muerte. Su madre, Molly, era una persona fervientemente religiosa (baptista) y educó a sus hijas de forma estricta y represiva sobre todo en lo concerniente al sexo.

Al morir su padre, Jonás, Ava era apenas una adolescente y poco después inició sus estudios de secretariado en el Atlantic Christian College. Pero el destino se interpondria entre Ava y la máquina de escribir.

A los 17 años fue a visitar a su hermana a Nueva York y su cuñado, que era fotógrafo profesional, le hizo unas fotos y colgó una en el escaparate de su estudio de la Quinta Avenida. El azar quiso que un ejecutivo de la Metro Goldwyn Mayer pasara por delante y se fijara en la joven de la fotografia. Inmediatamente, pidió al autor que le enviara a los estudios más retratos de aquella beldad sureña. Ava fue convocada por la Metro para realizar dos pruebas. Una de sonido, que resultó decepcionante por su fuerte acento pueblerino, y otra de cámara, que supero con creces todas las expectativas de los directivos que la visionaron. Y asi dio comienzo el contrato que la ataría durante 17 años a la MGM, uno de los estudios cinematográficos más poderosos de Hollywood.



Seguir leyendo... http://www.fileden.com/files/2009/11/26/2665102/ava_gardner_biography.doc

miércoles, 21 de octubre de 2009

Frank Sinatra "Old blue eyes"


Francis Albert Sinatra; Hoboken, EE UU, 1915-Los Ángeles, 1998) Cantante de música ligera y actor estadounidense. La vocación musical de Sinatra nació en 1933, tras asistir a un concierto del cantante Bing Crosby. Dos años después ingresó en el grupo llamado The Hoboken Four y se presentó al programa radiofónico Major Bowes Amateur Hours, lo que le procuró actuaciones en diversos espectáculos radiofónicos.

En 1939, el trompetista Harry James lo contrató como cantante de su orquesta, con la que realizó sus primeras grabaciones. Ese mismo año contrajo matrimonio con Nancy Barbato. En 1940 se produjeron dos hechos fundamentales en su trayectoria personal y artística: ingresó en la orquesta de Tommy Dorsey, uno de los conjuntos de swing más populares de Estados Unidos por aquel entonces, y nació su hija Nancy.

Por su destacada personalidad, en 1942 se convirtió en un ídolo de la juventud estadounidense; en 1943 inició su carrera en solitario con la publicación del elepé All or nothing at all, del que logró vender un millón de copias. Con su popularidad en alza, en 1944 debutó en el cine con la película Higher and higher. Ese mismo año nacería su hijo Francis Wayne, y cuatro años después, su segunda hija, Tina. A principios de la década de 1950, una grave afección en las cuerdas vocales hizo temer que el cantante tuviera que abandonar su carrera musical prematuramente; sin embargo, se recuperó sin mayores problemas.

En 1951 se divorció de Nancy para casarse con la popular actriz Ava Gardner. Dos años después, obtuvo un Oscar de Hollywood al mejor actor secundario por su interpretación en el papel de Angelo Maggio en la película De aquí a la eternidad (From here to eternity). Ese mismo año se separó de Ava Gardner. En 1955 retomó su carrera musical con el disco In the wee small hours, que llegó a situarse en el segundo lugar de las listas de éxitos estadounidenses, mientras en el apartado cinematográfico fue propuesto para el Oscar al mejor actor por su actuación en el filme El hombre del brazo de oro (The man with the golden arm).

El disco Songs for swingin’ lovers apareció en 1956, y alcanzó así mismo el número dos en las listas del país, en las que permaneció durante 66 semanas. Al año siguiente, en 1957, obtuvo por fin el divorcio de Ava Gardner, y un año más tarde publicó el elepé Come fly with me, el primero en situarse en primer lugar de las listas, en las cuales se mantuvo durante 71 semanas, cifras que superaría con Only the lonely y sus 120 semanas de permanencia.

En la década de 1960 prolongó su brillante carrera discográfica con títulos como Nice and easy (1961) y Strangers in the night (1962). También protagonizó la película El mensajero del miedo (The manchurian candidate, 1962), que pese a ser considerada por la crítica estadounidense una de las mejores películas de Sinatra, no obtuvo un gran reconocimiento del público.

Cuando contaba cincuenta años de edad se casó con la actriz Mia Farrow, treinta años más joven que él, aunque el matrimonio naufragó pronto. En 1968 se volvería a divorciar, para contraer en 1976 su cuarto matrimonio, en esta ocasión con Barbara Marx, la viuda del actor cómico Zeppo Marx. En el apartado musical, se prodigó en colaboraciones como Sinatra-Basie (1962), con su ídolo de juventud Bing Crosby en 1964, con su propia hija Nancy y con el compositor brasileño Antonio Carlos Jobim en 1967 o con Duke Ellington en 1968.

En la década de 1970 se consolidó como una autentica institución de la música popular, y en 1980 interpretó su último papel dramático en la película El primer pecado mortal (The First Deadly Sin), aunque aún se le pudo ver en algún cameo como el de la comedia Los locos de Cannonball 2, del 1984. En el año 1990, con motivo de su septuagesimoquinto cumpleaños, celebró una exitosa gira por su país y en 1994 fue galardonado con el Premio Grammy por la totalidad de su carrera artística.

jueves, 17 de septiembre de 2009

El David de Miguel Ángel


“Escoged a un hombre y que venga contra mí. Si pudiere pelear conmingo y vencerme, nosotros seremos vuestros siervos; mas si yo prevaleciere sobre él y lo mataré, vosotros seréis nuestros esclavos“

Apareció de entre la multitud un pequeño muchacho, un pastor llamado David. Aquel muchacho metió la mano en el zurrón, saco una piedra, la puso en la honda y disparó. El gigante cayó fulminado en el suelo con un tremendo impacto de la piedra en medio de la frente. Corriendo, David se acercó a él, cogió su espada y decapitó al gigante Goliath.

Durante siglos esta historia ha servido a todas las generaciones como ejemplo de valor, de seguridad, para darnos cuenta de que cualquier cosa, por muy grande y difícil que sea, podemos vencerla si nos lo proponemos. Esta misma historia, tiempo ha, cautivó también a los florentinos, quien veían en su figura un reflejo de las cualidades de Florencia. Valor para enfrentarse una pequeña república como era la florentina, a toda una república italiana, y belleza, la que tiene Florencia en cada uno de los rincones de la ciudad. Aquel 13 de septiembre de 1501, David, el rey de Israel, quedó ligado a la historia de Florencia para siempre.

Pero no fue ésta la idea original. La enorme piedra de mármol que llevaba años (desde mediados del siglo XV) almacenados en la propiedad del Arte de la Lana (gremio de tejedores de Florencia) era conocida como “el gigante”, antes incluso de ser tallada. Estaba destinada a escultura de algún profeta para la catedral de Santa María del Fiori. Era la época del papado de Alejandro VI, el papa Borgia; era la época justo posterior a la caída de los Medici en Florencia; era la época en que la estrella de un conocido artista toscano empezaba a brillar: Miguel Angel Buonarroti.

Sin embargo, aquella piedra no fue a parar en primer lugar a las manos de Miguel Angel. Fue Agostino di Duccio quien afrontó tamaña tarea. Era el año 1460, y di Duccio sólo llegó a vaciar parte del mármol, pero de tal modo que dejó la piedra casi inservible. Por ello, aquel mármol se dejó abandonado y estuvo durante tantos años oculto.

El cambio de siglo trajo nuevas ideas, como la de afrontar de nuevo el proyecto pero dedicándolo a David. Se ofreció la obra, y tres artistas se presentaron voluntarios: Andrea Sansovino, Leonardo da Vinci y Miguel Angel Buonarroti. El primero quedó descartado rápido, y la elección quedó entre los dos últimos. Leonardo acababa de esculpir un caballo de terracota inmenso para los Sforza de Milán, que desgraciadamente había sido destruido por las tropas francesas. Miguel Angel venía de esculpir la soberbia Pietá en Roma.

Lo que decantó la elección fue la seguridad dada por Miguel Angel de que con el bloque de mármol que le pusieron en las manos sería capaz de construir aquella colosal estatua, sin necesidad de más piedras, y, además, hacerlo “ex uno lapide“, o sea, de una sóla pieza, estilo que estaba considerado como sólo propio para obras maestras.

La obra comenzó el 13 de septiembre de 1501. En el más absoluto de los secretos Miguel Angel se encerró con su obra, y sólo el 23 de junio de 1503 dejó ver algo de ella a los ciudadanos. En mayo de 1504, Miguel Angel acabó la que es considerada como la escultura más bella y perfecta del Mundo.

Pero su Historia no acabó ahí, porque el detalle de su localización ya fue motivo de controversia. Inicialmente, la idea era colocarlo en la catedral apoayada en un contrafuerte, pero entonces se perdía la visión trasera de la estatua, y entre ello, la visión de la honda que iba a la espalda. En enero de 1504, 32 artistas y ciudadanos de renombre de la ciudad de Florencia se reunieron para buscarle emplazamiento. Se decidió que sería en la Piazza de la Signora. Pero la controversia no se quedó ahí, pues aquella mirada amenazante de la estatua; aquellos ojos que parecían cobrar vida en el mármol eran una cuestión políticamente crucial.

Si la ponían mirando hacia Pisa, significaría el deseo de Florencia de reconquistar Pisa, una ciudad que había sido ya florentina. Si se ponía mirando hacia Roma, parecería una mirada de despecho hacia un lugar donde el papa Alejandro VI había cobijado a los Medici que habían sido expulsados de la ciudad por el gobierno florentino. Finalmente, sin embargo, se escogió esta última, y fue tal el rechazo que tuvo entre el pueblo llano que en los cuatro días que duró el traslado del David desde el taller a su lugar de emplazamiento, fue apedreado.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Frederic Chopin, poeta del piano


Frederic Chopin nació en Zelazowa Wola (Varsovia, Polonia) el 1 de marzo de 1810. Su padre se llamaba Nicolas Chopin y su madre Tekla Kryzanowska. Sus hermanas eran 3 : la mayor: Ludwika, y las dos menores: Isabella y Emilia, (que, como él, falleció muy joven por la tuberculosis) de 1 y 2 años menores que Frederic. Amaba tanto la música y su espiritu era tan especial, que de escucharla, lloraba de emoción.

Chopin estudió piano con su madre, y luego con Adalbert Zywny. Pero su técnica especial la adquirió de manera autodidacta. Debuto como pianista a la edad de 8 años, el día 23 de febrero de 1818 . Continuó igualmente, y a los 13 años, estudia composición con Jozéf Elsner quien en un informe lo definió como genio, e ingreso luego en el Conservatorio de Varsovia.

Chopin era dueño de una sensibilidad muy delicada, refinada, que en ocasiones se expresa con grandes arranques de exaltacion, intentando llegar al alma de los demás, como con un grito deseperado, angustiado. Todas sus melodías, son de una gran melancolía, pero principalmente, su musica despierta el ensueño romántico, desbordante.

Incluso en su obras más veloces, Chopin, nos llena de desbordante poesía y quiere comunicar quizá, tormentos de un alma muy sensible o delicada. Fue un soñador patriótico, pero activista, colaborando para la causa, cuando fue la revolución, con una gira intensa, de conciertos, que quizá le aceleró la perdida de la vida.


Él inició una forma de composición pianística, en esos tiempos todavía ignorada. Como amaba la musica popular, sus obras tienen la distinción de la misma. Ya que se inspiró en ritmos de ella. Amaba la música de Haendel.

En 1829 gana el Premio de Composición de la Escuela de Música de Glowna, haciendo entonces, una gira de conciertos por Berlín, Praga, Dresde y Viena. Ese mismo año conoce al gran violinista y compositor Nicolo Paganini (que tenía 47 años), del que Chopin admirará su virtuosismo y tratará de combinarlo en el piano con el colorido del folklore polaco ( al igual que le sucedio a Franz Liszt, que al conocerlo, se propuso llevar ese virtusismo y musicalidad, al piano) .

A Nicolo Paganini, le dedico el Estudio No 1 de su serie de Estudios para piano. En Viena conoce también al célebre pedagogo del piano Carl Czerny y también por estas fechas entabla relación con F. Mendelssohn.

Enamorado de una compañera de estudios, Constanza Gladkowska, se inspira en ella para componer el Adagio del Concierto no 2 .

Le escribió a Tito Woyciechowski: "para mi desgracia quizás, he encontrado mi ideal, que venero fiel y lealmente. Hace ya seis meses de esto, y a aquella con quien sueño cada noche, no le he dicho una palabra. Pensando en esa bella criatura he compuesto el "Adagio" de mi nuevo "Concerto", así como el vals (op. 71, Número 2 en re mayor) que he escrito esta mañana"

Muy tímido, no se anima a declarar su amor a Constanza y dice en una de sus cartas: "De estar enamorado, llegaré a disimular durante algunos años máz un ardor imposible de declarar hoy, desgraciadamente".

Los sucesos políticos lo obligaron a emigrar de su patria, (a la que ya nunca regresaría) A su partida, sus amigos le dieron una copa con tierra de su país. Queda en la incognita si llegó a confesar su amor a Constanza.

Fue a vivir a París en el año 1831 donde se convierte en una atracción para el ambiente musical de Paris a pesar de que ofreció escasos conciertos.

El príncipe Radzwill lo toma bajo su protección, lo presenta en los salones aristocráticos, y en esta forma Chopin se convierte en el maestro de las damas de la alta sociedad. Cultiva amistad con músicos famosos: Lizst, Rossini, Päer, Cherubini, Berlioz, etc.

En 1834 visita a los Schumann en Leipzig,y de regreso a París pasa por Dresde, donde se encuentra con la familia Wodzinski, enamorándose de María, ( y a quien dedico varias de sus obras "A Maria Wodzinska) que había sido su amiga y discípula en su infancia: ella era muy bella y culta. Al año siguiente (1836) sus relaciones se formalizan, pide su mano y obtiene el consentimiento de la madre de ella, pero en cambio su padre se opone.

Cuando la ruptura con María Wodzinska se produjo, Chopin decidio ir a Londres: allí llevaba una vida de aislamiento. Su compatriota Kozman dice: "No conoce a nadie y no quiere conocer a nadie, excepto a mi". Hiller escribe: "... Una noche tocó soberbiamente en casa de Brodwood y luego desapareció otra vez, a lo que parece está muy enfermo".

En 1936 conoce a la famosa escritora George Sand, de quien Chopin dice: "He conocido a una gran celebridad, pero su cara no me es simpática, no me ha gustado nada. Incluso hay en ella algo que me repele". Chopin sufre el asedio de George Sand pero al fin, se enamoran.

Ella influyó mucho en su obra. Tuvieron un amor tormentoso.

En 1838 junto a Sand va a vivir a la isla de Mallorca (España) ya que buscaba un clima más cálido que mejorara su enfermedad. Tiempo después de regresar a París, en 1847, rompen su relación, y la salud de Chopin se deteriora con gran rapidez desde entonces.

Fallece el dia 17 de octubre de 1949

Chopin compuso : Mazurkas, Polonesas, Scherzos, Impromptus, Sonatas, Conciertos, Estudios para piano, Barcarolas, Baladas, Nocturnos, Trío Op. 8, para piano, violín y cello, en Sol menor, Gran Fantasía sobre Melodías Polacas , Preludios, Valses.

lunes, 17 de agosto de 2009

Mallory e Irvine : Ascenso hacia la leyenda

6 JUNIO 1924

George Mallory y Andrew Irvine, se levantan temprano , la mañana esta despejada ; salen del Campo IV del Collado Norte, a las 7.30 am, Norton se despide de los escaladores. “Lo ultimo que recuerdo de ellos es que nos dimos la mano y les bendije”

Odell y Hazard les preparan el desayuno. Según testimonio de Odell "El 6 de junio, Hazard y yo nos levantamos muy temprano para preparar sardinas asadas con té. A Mallory y a Irvine se les sirvió en su tienda de campaña. El anuncio del desayuno pareció alegrarles, pero la excitación les impidió hacer cumplidos a los cocineros y honor al manjar mostrando buen apetito. A las 8.40 estaban listos para la marcha; aún tuve tiempo de hacerles una fotografía mientras cargaban el equipo de oxígeno. "

8.40 am - Odell toma la famosa fotografía a Mallory e Irving mientras se preparan para abandonar el campamento. Seria la ultima foto tomada con vida.

9.00 am Emprenden la marcha con 8 porteadores hacia el Campo V, respirando oxigeno.

Se empieza a nublar y nieva por la tarde.

17.00 pm - 4 porteadores regresan al Campo IV con una nota de Mallory “Aquí no hace viento y la situación parece esperanzadora"

7 JUNIO 1924

08.00 am - Odell y el sherpa Nema suben al Campo V. Según cuenta Odell "El 7 de junio, el día en que Mallory e Irvine subieron del Campamento V al VI, me puse en camino hacia el V en compañía del porteador Nema. Al poco de llegar al Campamento V, bajaron los cuatro últimos porteadores del VI. Advertimos su llegada por unas piedrecitas que rebotaron en la lona de nuestra tienda. La lluvia de pequeñas piedras es frecuente aquí, debido a que la pared de donde sobresale la base del Campamento es muy empinada. "

4 porteadores que habían acompañado a Mallory e Irvine, bajan del Campo VI al V a 8.174m con otra nota para Odell "Sentimos mucho haber dejado tal desorden. En el último momento, el hornillo rodó montaña abajo. Regrese usted mañana al Campamento IV a la hora debida para evacuarlo antes de que oscurezca; eso mismo espero hacer yo. Debo de haberme dejado una brújula ahí; guárdela usted, por lo que más quiera, pues no tenemos otra. 90 atmósferas durante los dos días que hemos tardado en subir hasta aquí. En consecuencia, creo que pasaremos con dos botellas, pero ¡qué peso tan abrumador para la escalada! Hace un tiempo estupendo para escalar. Siempre afectuosamente, G. Mallory." y una para Noel invitando a los que estaban mas abajo a buscar a los dos escaladores “bien cruzando la franja rocosa bajo la pirámide, bien avanzando por el horizonte a las 8.00 pm”.

Odell manda al sherpa Nema y a los otros cuatro al Campo IV y se queda solo toda la noche.

8 JUNIO 1924

08.00 am - Odell comienza la escalada al Campo VI a 8.160 metros , el dia está despejado pero evolucionando con nieblas ; sopla un viento suave. Según relato de Odell "Por la mañana temprano cogí la mochila y puse en ella algunos alimentos para los escaladores del Everest. A las 8 subí la pendiente que había detrás del Campamento V. Poco tiempo después, me encontraba a la altura de la Cresta Norte. Hasta entonces, el cielo había estado despejado y no había hecho demasiado frío; pero, poco a poco, fueron formándose bancos de niebla en el oeste. Afortunadamente, el viento no soplaba más fuerte. Deduje, por la claridad que brillaba sobre mí, que en las partes superiores de la montaña no había niebla. Mi inquietud desapareció como consecuencia de ello. Veía mentalmente a Mallory e Irvine subiendo ya por la pendiente somital. Puesto que el viento no les estorbaba, nada impedía una ascensión fácil hasta la cresta de la Loma Nordeste... "

Odell deambula por la Cara Norte buscando fósiles.

12.50 pm - A unos 610 m sobre su cabeza desde sus 7.930 m, aparece la famosa visión :"Toda la arista somital y la cumbre del Everest se hallaban despejadas. Mis ojos quedaron fijos en el pequeño punto negro que se recortaba en una cresta de nieve situada debajo de un resalte rocoso de la arista; el punto negro se movió. Entonces apareció otro punto negro que se desplazó por la nieve hasta reunirse en la cresta con el primero. Este se aproximó entonces al gran escalón rocoso y al poco apareció en lo alto; el segundo le imitó. Entonces toda aquella fascinante visión se desvaneció, una vez más envuelta en las nubes". (5 h más tarde de lo que Mallory habia escrito en la nota)

Odell se sorprende y se preocupa

14.00 pm - Odell llega al Campo VI en medio de una tormenta de nieve Según relato de Odell "Empezaba a nevar cuando llegué al Campamento VI, hacia las 2; el viento soplaba con más fuerza. Dejé las provisiones dentro de la tienda y decidí buscar cobijo por un instante. Aquello era un almacén de prendas de vestir, artículos alimenticios, botellas de oxígeno y piezas de aparatos, todo revuelto. Fuera de la tienda había otros aparatos de oxígeno y los soportes de duraluminio. Parecía que habían hecho trabajos de reparación; seguramente tuvieron dificultades con los aparatos. "
No hay ninguna nota, y encuentra varias piezas del aparato de oxigeno desperdigadas. La linterna de Mallory esta en la tienda (posteriormente seria recuperada por la expedición de 1933 aun funcionaba)

Odell escala unos 60 m silbando y cantando para buscar a sus compañeros y guiarlos al Campamento. Según relato de Odell "No encontré ninguna nota suya. Continuaba nevando; me pregunté si iban a regresar, obligados por el mal tiempo. No era fácil encontrar la tienda, estaba situada entre las rocas; por eso mismo, subí unos 60 metros en dirección a la cima, gritando y silbando, por si se encontraban a una distancia en la que pudieran oírme "..Regresa al Campo VI por considerar demasiado pronto para que regresen.

Ya en el Campo VI la tormenta cesa y la montaña se despeja.

16.30 pm - Odell empieza a descender y les deja en la tienda una brujula, que Mallory e Irvine habian dejado en el Campo V. Según relato de Odell " Puse la brújula de Mallory en un lugar visible junto a la puerta, comí algo, dejé preparado el resto de las provisiones y cerré la tienda de campaña. "

18.45 pm - Odell llega al Campo IV.

9 JUNIO 1924

Hazard y Odell barren la montaña con los prismaticos durante todo el día sin resultados. Según relato de Odell " A la mañana siguiente, enfocamos los prismáticos hacia las tiendas de arriba; nada se movía"

5 pm – Odell y 2 sherpas suben al Campo V con mucho viento. Según el relato de Odell " Hacia el mediodía, decidí salir en su busca y convine con Hazard una sencilla clave de señales. De los tres porteadores que se encontraban en el Collado Norte, pude persuadir a dos para que me acompañasen. Partimos a las 12.15 y tuvimos que luchar de nuevo con el viento del oeste, muy frío, que aquí sopla casi siempre".

16.00 pm - Llegan al Campo V por la tarde y pasan alli la noche ; sopla un vientos muy fuerte durante toda la noche. Según el relato de Odell " llegamos al Campamento V en tres horas y tres cuartos. Yo no esperaba encontrar allí a quienes buscábamos, porque desde abajo no había observado ninguna señal de vida. Todas nuestras esperanzas se concentraban, por tanto, en el Campamento VI. Al llegar la noche, aumentó la intensidad del viento y del frío. A pesar de estar acostado con toda mi ropa dentro de dos sacos de dormir, no lograba entrar en calor. "

10 JUNIO 1924

Con un viento muy fuerte, los dos sherpas que acompañaban a Odell, bajan al Campo IV

Mediodia – Odell empieza a subir en solitario al Campo VI utilizando el oxigeno la mitad del camino, llega a mediodia al Campo VI y se encuentra todo como lo dejo “lo encontre todo tal como lo habia dejado; era evidente que nadie habia tocado la tienda desde cuando yo habia estado alli dos dias antes”.

Durante 2 horas, sigue ascendiendo para buscar a sus compañeros

Vuelve al Campo VI sin haber encontrado rastro y según lo acordado, con dos sacos de dormir forma una T en la nieve para avisar de que no los ha encontrado.

1200 m más abajo Hazard ve la señal y comunica a los demás lo ocurrido. Según Odell " Como únicos objetos de valor, rescaté la brújula de Mallory y el inhalador de oxigeno construido por Irvine. Luego cerré la tienda y dirigí una última mirada a la cima, que se asomaba a través de nubes que surcaban el cielo; grave y frío aparecía su semblante; a mi pregunta acerca de mis amigos me respondió la burla cruel de la tormenta."

11 JUNIO 1924

Somervell escribe en su diario “seguimos sin noticias. Esto es de mal agüero”

12 JUNIO 1924

Toda la expedición ya se encuentra en el Campo Base.

1933

La Cuarta Expedición Britanica al Everest,encuentra durante el ascenso el piolet de Andrew Irving a 8440 metros, a unos 250 metros al este del Primer Escalon.

1960

Una expedición China realiza la primera del Segundo Escalón. Tardan 5 horas en superarlo despues de que Yin-hua se quitase las botas, calcetines y guantes para subir.

1975

Una expedición china coloca una escalera en el Segundo Escalón.

1999

1 de Mayo : La 1999 Mallory & Irvine Research Expedition encuentra el cadáver de George Mallory.

lunes, 10 de agosto de 2009

El misterio de Tutankamón



Cuando Howard Carter y lord Carnarvon abrieron la tumba de Tutankamón se provocaron una serie de sucesos misteriosos. Varias personas relacionadas con el descubrimiento murieron de forma violenta o poco habitual, victimas, según la leyenda, de la maldición del faraón.

Los siniestros presagios tuvieron su origen en relatos no confirmadas acerca de una cadena escalofriante de acontecimientos que comenzaron el día mismo en que los dos arqueólogos y su equipo cruzaron por vez primera el umbral de la tumba, en noviembre de 1922. Se dice que cuando el último hombre volvió a la superficie se levantó una tormenta de arena, particularmente intensa a la entrada de la cueva. Seguidamente un halcón, emblema real del antiguo Egipto, sobrevoló la tumba y se dirigió hacia el oeste, hacia el misterioso «otro mundo» de las creencias egipcias.

El espíritu del faraón muerto, decían las gentes supersticiosas, había dejado caer su maldición sobre quienes violaron su tumba.Cinco meses más tarde, lord Carnarvon, que entonces tenía 57 años de edad, recibió una picadura de mosquito en la mejilla izquierda. La picadura se le infectó y, debilitado por una septicemia, enfermó de neumonía. A la 1,55 de la madrugada falleció en un hotel de El Cairo, y en aquel instante se apagaron todas las luces de la ciudad. Simultáneamente, en Inglaterra, en su mansión de Hampshire, su perro aulló... y murió.Quizá lo más extraño de todo fue que, al examinar la momia de Tutankamón, los médicos hallaron una depresión en forma de cicatriz sobre la mejilla izquierda, en correspondencia con la picadura de Carnarvon.

Durante los meses siguientes de 1923 se atribuyó a la misma maldición las muertes de otras personas que visitaron la tumba.
Aubrey Herbert, hermanastro de Carnarvon, murió de peritonitis. Alí Farmy Bey, príncipe egipcio cuya familia decía descender de los faraones, fue asesinado en un hotel de Londres, y su hermano se suicidó. George Jay Gould, magnate de los ferrocarriles en los Estados Unidos, murió de neumonía después de haberse resfriado en su visita a la tumba, y el millonario sudafricano Wooll Joel murió de una caída.

Durante los años que siguieron al descubrimiento de la tumba en 1922, más de una docena de personas, que de algún modo estuvieron relacionadas con ella, murieron de forma natural.Peto hubo un hombre que jamás dio crédito a la legendaria maldición de los faraones, precisamente quien hubiera tenido más motivos para temerla. Fue Howard Carter, que murió en marzo de 1939 por causas naturales.

Sin embargo, cuando el gobierno egipcio acordó enviar los tesoros de Tutankamón a una exposición, organizada en Paris en 1966, Mohammed Ibraham, director de Antigüedades, soñó que se vería amenazado por males terribles si permitía que salieran del país. Luchó tenazmente contra la decisión, pero tuvo que acceder en el último encuentro en El Cairo ante las autoridades correspondientes. Cuando salía de la reunión fue arrollado por un automóvil y murió dos días después.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Edipo rey y "el complejo de Edipo"


"Edipo Rey" es una obra de reatro escrita por Sófocles que narra la historia de Edipo, un desventurado príncipe de Tebas, hijo de Layo y Yocasta.

Poco antes de que Layo y Yocasta se casaran el oráculo de Delfos les advirtió de que el hijo que tuvieran llegaría a ser asesino de su padre y esposo de su madre. Layo tuvo miedo, y en cuanto nació Edipo, encargó a uno de sus súbditos que matara al niño, pero dicha persona no cumplió con la orden de matar a Edipo, solo perforó los pies del bebé y lo colgó con una correa de un árbol situado en el monte Citerón, faltando a su lealtad al rey Layo y también por el horror que le producía la orden que le habían dado. Por ese lugar pasó Forbas, un pastor de los rebaños del rey de Corintio, escuchó los grandes lamentos y llanto del bebé y lo recogió entregándoselo para su cuidado a Polibio.

La esposa de Polibio, Peribea, se mostró encantada con el bebé y lo cuidó con cariño en su casa, dándole por nombre Edipo, que significa "el de los pies hinchados".

Edipo creció bajo el cuidado de Polibio y Peribea, y al llegar a los catorce años ya era muy ágil en todos los juegos gimnásticos levantando la admiración de muchos oficiales del ejército que veían en él a un futuro soldado.

Uno de sus compañeros de juegos, con la envidia que le producían las capacidades de Edipo lo insultó y le dijo que no era más que un hijo adoptivo y que no tenía honra. Ante todo lo que había escuchado y atormentado por las dudas, Edipo preguntó a su madre si era adoptivo o no, pero Peribea, mintiendo, le dijo a Edipo que ella era su auténtica madre. Edipo, sin embargo, no estaba contento con las respuestas de Peribea y acudió al oráculo de Delfos, quien le pronosticó que el mataría a su padre y se casaría con su madre, y además le aconsejó que nunca volviese Corinto, lugar donde nació. Al oír esas palabras Edipo prometió no volver jamás a Corinto, y emprendió camino hacia Fócida.

En su viaje se encontró a un horrible monstruo, la Esfinge. La Esfinge tenía cabeza, cara y manos de mujer, voz de hombre, cuerpo de perro, cola de serpiente, alas de pájaro y garras de león y desde lo alto de una colina detenía a todo aquel que pasara junto a ella y le hacia una pregunta, y si no se la contestaban, la Esfinge les provocaba la muerte.

Creonte, el rey de Tebas tenía una hermana llamada Yocasta. Creonte prometió dar la mano de su hermana y el trono de Tebas a aquel que consiguiera descifrar el enigma de la Esfinge. Dicho enigma era: ¿cuál es el animal que por la mañana tiene cuatro pies, dos al mediodía y tres en la tarde?. Edipo que deseaba la gloria más que nada dio respuesta al misterio de la Esfinge diciendo que era el Hombre, pues en su infancia anda sobre sus manos y sus pies, cuando crece solamente sobre sus pies y en su vejez ayudándose de un bastón como si fuera un tercer pie. La Esfinge, enormemente furiosa porque alguien hubiera dado la respuesta correcta , se suicidó abriéndose la cabeza contra una roca.

Entonces Edipo se casó con Yocasta y vivieron felices durante muchos años teniendo varios hijos cuyos nombres son: Etéocles, Polinice, Antígona e Irmene. Un día hubo una gran peste que arrasó a toda la región sin que tuviera remedio alguno, y el oráculo de Delfos informó de que tal calamidad solo desaparecería cuando el asesino de Layo fuese descubierto y echado de Tebas.

Edipo animó concienzudamente las investigaciones como buen rey que era pero éstas descubrieron lo que realmente había ocurrido: había matado a Layo, su padre y se había casado con Yocasta, su madre.

Según otras versiones, el asesinato se descubrió porque Edipo le enseñó a Yocasta el cinturón del anciano al que había matado, y que Edipo robó por su valía. Yocasta, después de este descubrimiento se suicidó y Edipo, abrumado por la gran tragedia, creyó no merecer más ver la luz del día y se sacó los ojos con su espada. Sus dos hijos le expulsaron de Tebas y Edipo se fue al Ática donde vivió de la mendicidad y como un pordiosero, durmiendo en las piedras.

Con él viajaba Antígona que le facilitaba la tarea de encontrar alimento y le daba el cariño que requería. Una vez, cerca de Atenas, llegaron a Colono, santuario y bosque dedicado a las Erinias, que estaba prohibido a los profanos. Los habitantes de la zona lo identificaron e intentaron matarlo pero las hermosas palabras de Antígona pudieron salvar su vida. Edipo pasó el resto de sus días en casa de Teseo, quien le acogió misericordiosamente.

Otra versión afirma que murió en el propio santuario pero antes de expirar Apolo le prometió que ese lugar sería sagrado y estaría consagrado a él y sería extremadamente provechoso para todo el pueblo de Atenas.


Nota: En el psicoanálisis freudiano el complejo de Edipo se refiere a la atracción sexual que, inconscientemente, siente un niño por su madre. Simultáneamente, en el subconsciente del niño se da también un sentimiento de odio por el padre. El periodo de manifestación del complejo abarca, aproximadamente, los seis primeros años de vida del niño, como parte de la llamada etapa fálica (pregenital).

sábado, 1 de agosto de 2009

Historia y leyenda del Hotel California


En 1976, hubo una canción escrita por Don Henley, que se hizo famosa por todo el mundo con el grupo norteamericano The Eagles, llamada “Hotel California”. Fue el quinto álbum del grupo, y fue compuesta en un hotel llamado “California” en el pequeño poblado de Todos Santos, Baja California Sur, donde Henley rentaba un cuarto de dos mil dólares la noche.

La leyenda existía ya, antes de que Henley hiciera su canción, pero éste jamás había escuchado sobre ella. Decían en el poblado que algunas noches se aparecía el fantasma de Mercedes, una chica que invitaba a tomar a los parroquianos en el bar del hotel.

Pero, a partir de su canción, Don Henley hizo una leyenda de la leyenda, contando su propia experiencia. La canción narra su llegada al poblado, cansado y requiriendo un lugar de descanso, por lo que, cuando vio el hotel, le pareció el paraíso. Allí, parándose en el umbral, antes de traspasarlo, escuchó la campana de la misión, una chica lo recibió, prendió una vela y le mostró el camino a su lugar de descanso, escuchando que le decía “bienvenido al hotel California, donde siempre tenemos la misma estación anual”, refiriéndose al buen clima, por lo que a muchos ha dado en llamar al lugar “la Cuernavaca de Baja California Sur”.

Si hemos de hacer caso a las narraciones de los lugareños, la chica debió invitar una botella de vino al visitante, puesto que éste, al ver que no llegaba, fue a reclamar al encargado el vino prometido, encontrándose con la sorpresa de que no había ninguna chica, ni el hotel ofrecía vino a sus huéspedes. El encargado le dijo: “no hemos tenido ese espíritu desde 1965”.

El hotel California fue fundado por un oriental de nombre Antonio Wong Tabasco, hombre de gran visión progresista, quien construyó además la primera gasolinera, tienda, bar y restaurante en el poblado de Todos Santos Baja California Sur. Su arquitectura es de tipo colonial. En 1974, tras el fallecimiento del “chino Wong”, como cariñosamente le llamaban los lugareños, el hotel fue en decadencia. A la fecha, ha sido remozado por John Stewart y su esposa Debbie, canadienses que se enamoraron del lugar, lo han restaurado y han creado un fascinante ambiente que invita al descanso y le han dado proyección internacional. Está próximo a lanzar al mercado su tequila de marca “Hotel California” añejado en Arandas, Jal. Elaborado artesanalmente, envasado en botellas rojas y envueltas en plata repujada.

viernes, 31 de julio de 2009

Charles Lindbergh y "El Espíritu de San Luis"


20 de mayo de 1927, después de varios tumbos por la pista de despegue en el aeródromo Roosevelt de Nueva York, el “Espíritu de San Luis” (Spirit of St. Louis) logra alzar el vuelo. Faltaban tan solo unos minutos para las ocho de la mañana y comenzaba un viaje histórico: el primer vuelo transatlántico, en solitario y sin escalas, desde Nueva York hasta París.

A los mandos de aquel avión iba Charles Lindbergh. El vuelo comenzó sin sobresaltos y todo fue perfectamente hasta que el cansancio y el sueño comenzaron a hacer mella en nuestro intrépido piloto. Después de ocho horas de vuelo mantenerse despierto y atento comenzaba a ser un reto considerable. A las once de la noche el frío y el sueño eran un peligro real y palpable, y a pesar del primero, Lindbergh decide mantener abiertos los ventanucos del avión para evitar el segundo, que de abatirlo, le llevaría al fondo del océano. De todas formas, un duermevela es inevitable y no del todo peligroso a más de 2.000 metros de altura. La minúscula cabina en la que no se pueden estirar brazos ni piernas, no ayuda mucho a relajarse y descansar.

Han pasado veintiséis horas y Lindbergh divisa tierra, que identifica como Irlanda. Las horas finales se acercan, siendo el vuelo más agradable sobre tierra que sobre kilómetros y kilómetros de océano. El 21 de mayo de 1927, a las cinco y veintidós minutos, aterriza en París, en el aeródromo de Le Bourget. Treinta y tres horas y media de vuelo. Lo había conseguido.

Este es el famoso vuelo del “Espíritu de San Luis”, un avión de 2,3 toneladas de peso, modificado expresamente para aquel viaje. Esta es la historia de Charles Lindbergh, un estadounidense que decidió embarcarse en aquel reto en forma de concurso que le reportó fama, 25.000 dólares como premio y un lugar en la historia. En 1954 ganó el premio Pulitzer por el relato en el que contaba su hazaña.

miércoles, 29 de julio de 2009

Ramses II - Gigante, pelirrojo y muy soberbio


Es, posiblemente, el farón más importante de la historia egipcia; tanto por los hitos de su longevo reinado como por su espectacular legado constructivo. Ocupó el trono durante 66 años jalonados por notables avances administrativos y culturas, así como por victoriosas campañas bélicas que todavía se toman como ejemplo.

Una calurosa tarde de comienzos del siglo pasado, el eminente anatomista y arqueólogo australiano Grafton Elliot Smith y su equipo de ayudantes despegaba la última banda que cubría la recién descubierta momia de Ramsés II. Después de treinta y dos siglos, el cuerpo de quien había sido el Dios Viviente de Egipto mostraba su desnudez al mundo. Los circunstantes, planamente conscientes del momento que estaban viviendo, observaban con una mezcla de admiración y respeto aquello restos consumidos pero todavía bien reconocibles y –lo que era mejor- susceptibles de ser analizados. En ese momento, ante los ojos de los científicos, el brazo derecho de la momia hizo un brusco movimiento de llamada y el emocionado silencio se deshizo en un estallido de exclamaciones de horror y de carreras. Los tendones, libres por fin después de permanecer tres milenios forzados por las vendas, se habían contraído mecánicamente y el inesperado movimiento provocó entre el corro de científicos el mismo reflejo de pavor que hubiera provocado en unos colegiales.

El último gesto del faraón había sido consecuente con su historia: también los gestos que hizo en vida hicieron temblar a los hombres. Cuando Grafton Smith y su equipo digirieron el susto y prosiguieron el trabajo, se encontraron ante el cadáver de un hombre dotado de un físico extraordinario para su tiempo. La encorvada momia medía más de 1,70 m, lo que le hacía pensar que en vida debió de tener una estatura en torno a 1,90 m, absolutamente inusual en su época. Considerando que había sobrepasado los 90 años cuando murió, es indudable que en su juventud, revestido de su atavío de gala y tocado con la corona doble, su presencia debió de ser imponente. De modo que no sólo fue un gran faraón, sino también un faraón muy grande. El concienzudo trabajo de los embalsamadores reales nos ha permitido conocer muchos otros detalles físicos de su persona. Tomando sus cuidadosas observaciones del natural –o sea, de la momia misma-, el gran egiptólogo francés Maspero describió a Ramsés de esta manera: “…la cabeza es alargada y pequeña en relación al cuerpo. La parte alta del cráneo está completamente calva. La frente es baja y estrecha, con un prominente arco superciliar. Las cejas, muy pobladas y canosas; los ojos, pequeños y juntos; los pómulos, muy pronunciados. La nariz es larga, fina y ganchuda; las orejas están muy separadas del cráneo y lucen perforaciones para llevar pendientes. La mandíbula es fuerte y recia; la boca, pequeña pero de labios gruesos”.

Así es físicamente el hombre que dirigió durante 67 años los destinos de Egipto. Habida cuenta de que la esperanza de vida en aquella época no rebasaba los 23, esto significa que Ramsés reinó sobre tres generaciones sucesivas de súbditos, y que al final de su faraonato quedarían muy pocos que recordasen el día de su coronación. Por otro lado, semejante longevidad debía de tener un significado especial. Nadie vivía tanto sin un apoyo especial por parte de las divinidades. Tal vez aquel faraón no llegase a morir nunca. Tal vez era inmortal. Tal vez era un dios.

Un faraón arquitecto, con muchas virtudes y sin defectos públicos

Coherente con esa idea, al final de su reinado Ramsés II se hizo proclamar Dios Viviente en el templo de Abu-Simbel, una de sus construcciones más extraordinarias. Una de las muchas, porque considerando su vigor constructivo, las colosales riquezas que invirtió y el tiempo que permaneció en el poder, apenas hay un espacio arqueológico egipcio donde falte su nombre, a menudo inscrito entre alabanzas tan hiperbólicas que bordean lo ridículo.

De su carácter sólo pueden hacerse conjeturas. Hay mucho material sobre lo que hizo, tal vez incluso demasiado para obtener un resultado indiscutible. La información juega a veces malas pasadas y, por excesivamente abundante, llega a ser contradictoria. Además, es imposible encontrar una reseña del menor de sus defectos centre la masa abrumadora de textos que celebran su grandeza. Para entender las líneas generales de su conducta, hay que abrir la mirada y colocar su colosal figura contra el paisaje del mundo en que vivió. Ramsés II fue el tercer faraón de las XIX dinastía, fundada por su abuelo Ramsés I en el año 1320 a.C. La dinastía anterior había perecido como resultado de la revolución desencadenada por Akhenatón, el faraón místico y hereje que había osado enfrentarse con las castas sacerdotales egipcias proclamando una nueva religión, monoteísta para más escándalo. Durante su reinado, las tensiones internas había sido demasiado fuertes y los enemigos exteriores las habían aprovechado con usura. Los problemas en las fronteras del país se habían multiplicado; los hititas en el Norte y los nubios en el Sur parecían haber perdido definitivamente el respeto a los ejércitos egipcios. Tras un par de faraones intrascendentes –uno de ellos Tutankamón, nos reglaría el tesoro de su tumba inviolada-, se hizo con el poder un general de origen norteño llamado Paramesu, que inauguró una nueva dinastía adoptando el nombre de Ramsés I.

Era ya un hombre viejo cuando se vio en el trono, de manera que gobernó en compañía de su hijo Seti, quien tampoco era joven y que, a su vez, asoció al poder a su hijo Ramsés, el cual ya era padre de cuatro hijos (llegaría a tener 138) y comandaba grandes ejércitos a los dieciséis años.

Cuando murió Seti y se ciñó la corona Ramsés II, llegó al trono un joven que, en contra de lo sucedido con su abuelo y con su pare, faraones accidentales, había sido educado para ser monarca absoluto, indiscutido e indiscutible. Y también un gran militar, porque los gobernantes de la nueva dinastía habían aprendido muy pronto que su verdadera fuerza y legitimidad residía en el control efectivo directo de las fuerzas armadas. En cuanto a los espiritual, visto lo ocurrido recientemente con Akhenatón, quedaba claro que era menester conducirse por la senda de la ortodoxia más estricta para no malquistarse con el clero. Teniendo en cuenta todo esto, Ramsés estaba abocado a convertirse en presa fácil de lo que se llamaría más tarde la soberbia regia. Para un ciudadano del siglo XXI no resulta fácil imaginar despertarse cada mañana durante 67 años en el pellejo del individuo más poderoso del mundo. Y qué poder. Comparado con el de Ramsés, el que ejerce su homólogo actual, el presidente de los Estados Unidos, mediatizado por jurisprudencia, elecciones, opinión pública y medios de comunicación, es risible. Parece que algo hemos avanzado, al fin y al cabo.

El estratega militar que logró apuntarse una victoria histórica


La tarea más urgente que esperaba al nuevo faraón era restaurar el prestigio militar de Egipto ante sus pertinaces enemigos del Norte, “los viles hititas”, como siempre los llaman los textos egipcios. Al quinto año de su coronación, Ramsés se puso al frente de una expedición que debía recuperar la plaza fuerte de Kadesh, un enclave fronterizo estratégico que los egipcios habían tomado más de una vez para volverlo a perder en cuanto el grueso de las tropas se retiraba dejando una guarnición. Aquella expedición se convertiría en legendaria por un sinfín de razones. Culminaría en la primera gran batalla de la Edad Antigua de la que se tienen notícias acerca del movimiento estratégico de las fuerzas en combate. De modo que aún hoy día sirve de prólogo al estudio de las grandes campañas históricas en las escuelas militares del mundo.

Según las diversas narraciones que se conservan inscritas en piedra en monumentos alzados por Ramsés, el propio faraón intervino en el combate internándose él solo en las filas enemigas y peleando sobre su carro con fiereza y arrojo, lo cual supuso la legitimación definitiva de la nueva dinastía. Sin embargo la realidad fue muy diferente a cómo se contó al pueblo. Y es que la propaganda ya había comenzado a funcionar en aquel tiempo. Al margen de la versión oficial del combate, que lo describía como una inmarcesible victoria del faraón, la contienda se saldó con un empate técnico que a punto estuvo de convertirse en un desastre para las armas egipcias. Los 2.500 carros hititas, extraordinarias máquinas de guerra muy perfeccionadas tecnológicamente para la época, se bastaron para neutralizar a los egipcios, sin necesidad de que el caudillo hitita Matallu hiciera intervenir a los 10.000 infantes que acompañaban a los carros y que habían acampado al otro lado del río Orontes. Aún se ignora el motivo de que los retuviera.

De no haberlo hecho, es seguro que la Historia Universal hubiese dado un vuelco. La consecuencia final fue un tratado de paz entre Ramsés y Mutallu, el primero que conocemos. Además de un compromiso bilateral de no invasión, incluye un convenio de asistencia mutua que, por lo que toca a los hititas (los términos eran idénticos para los egipcios), reza así: “Si un rey enemigo invade el país de Ramsés II y el faraón escribe al gran rey de los hititas pidiendo ayuda, el gran rey de los hititas irá y matará a los enemigos del faraón. Y si al gran rey de los hititas no le apetece ir personalmente a combatir, mandará a su ejercito y sus carros para matar a los enemigos del faraón”. El tratado aliviaba al Estado egipcio de las irritantes y pertinaces incursiones hititas, de modo que Ramsés se vio con las manos libres para desarrollar su pasión constructiva, que era otra forma de asegurarse el paso a la posteridad, una de las compulsiones a que arrastra fatalmente la soberbia regia.

Los templos dedicados a los monarcas, una colosal expresión del poder faraónico.

Como ya dicho, Ramsés II fue sin duda el mayor promotor de obras públicas que conoció Egipto y el que movió más tonelaje de piedra, lo que es mucho decir en el país de Keops. Pero además, la incesante construcción de templos y edificios religiosos le permitía disfrutar del favor de la casta sacerdotal que acababa de recibir la bofetada de Akhenatón y que, en el fondo, seguía desconfiando de aquella nueva dinastía de militares norteños siempre sospechosos de contaminación con las religiones de los pueblos limítrofes. De hecho, durante su reinado se abrieron discretamente las puertas a otros cultos en la sagrada tierra de Egipto, y se permitió la asimilación de deidades foráneas a las egipcias, de manera que el dios Baal fue visto como el Set cananeo, y Astarté como la homóloga de Hathor.

Las edificaciones religiosas promovidas por Ramsés serpentean a lo largo del cauce del Nilo. Comienzan en el delta y se encuentran hasta la linde con Nubia, y algunas son sencillamente incomparables. Su descripción ocupa páginas enteras en los manuales, pero las dos indiscutibles joyas arquitectónicas son la gran sala hipóstila de Karnak y los templos de Abu-Simbel.

Karnak, que junto a Luxor era parte de la vieja Tebas, vio alzarse durante su reinado (o mejor dicho completarse, ya que los primeros trabajos habían sido emprendidos por su padre Seti) el alucinante templo consagrado a Amón, de 30 hectáreas de superficie, uno de los recintos sagrados más impresionantes de todos los tiempos. La sala hipóstila reúne sobre una superficie de menos de 6.000 m2 un conjunto de 134 columnas, 12 de las cuales, las que forman el gran pasillo central, tienen un perímetro de 15 m y una altura equivalente a un edificio actual de ocho plantas. Todas ellas están cubiertas de jeroglíficos que, en su día, estuvieron pintados de diversos colores.

En la frontera Sur, a las puertas de Nubia, los arquitectos de Ramsés desarrollaron un concepto diferente: el templo excavado en el interior de la roca. En Abu-Simbel se trataba de vaciar, no de amontonar. El esfuerzo de obreros y esclavos se tradujo en un par de templos maravillosos dedicados al Rey y (por vez primera en Egipto) también a la reina o esposa principal, Nerfertari, a la que Ramsés amaba con pasión.

También construyó ciudades enteras. La atención que requería la frontera Norte le impulsó a edificar su capital (Pi-Ramsés) en la zona del delta, región de la que procedían sus antepasados. Parece ser que, con el tiempo, se aburrió del poder y fue delegando cada vez más funciones en sus hijos y sus hombres de confianza hasta cumplir los 90 años.

Fortaleza y perdurabilidad de la institución imperial faraónica

Para entonces, aunque prodigiosamente vivo, y todavía convertido en dios, no era sino un anciano achacoso que sufría fuertes dolores de espalda causados por la artrosis de la columna vertebral, dolores que aplacaba consumiendo grandes dosis de infusiones de corteza de sauce, o sea, del mismo principio activo (ácido salicílico) que constituye nuestra aspirina.

Pero antes de que lo venciera la edad y lo aniquilase la muerte, demostrando que ni siquiera él podía escapar al destino común, Ramsés había encarnado la gloria de Egipto como ningún otro de sus predecesores, y eso que lo faraones ya llevaban por entonces dos mil años relevándose en el trono. Aunque hay grandes dudas sobre los verdaderos orígenes de ambas, la institución imperial faraónica fue, junto a la china –que aguantó desde el siglo XVI a.C. hasta la revolución comunista y quién sabe si aún perdura bajo otro envoltorio-, la más duradera de la historia de la humanidad. Cuando la tumba de Ramsés II, que llevaba esperándole más de 50 años, fue sellada, aun faltaba otro milenio para que se sellara la del último de los faraones egipcios.

martes, 21 de julio de 2009

Anécdotas y curiosidades históricas-1




Los solteros en Esparta
En Esparta el adulterio estaba permitido a las mujeres, siempre y cuando el nuevo amante fuera más alto y fuerte. Por otra parte, si a los 30 años un espartano seguía siendo soltero, perdía el derecho de sufragio y no podía asistir a festejos.

Las orejas en la Batalla de Legnitz
En la Batalla de Liegnitz, también conocida como la Batalla de Legnica, en 1241, guerreros polacos y alemanes, junto con caballeros de órdenes militares, de la orden teutónica, intentaron evitar la entrada de los mongoles en Europa. Tras la batalla los mongoles cortaron las orejas a todos los muertos y heridos europeos, consiguiendo nueve sacos de orejas.

¿Mejor dotados? Florentinos contra venecianos
En una discusión entre florentinos y venecianos durante el Renacimiento, el tema de la misma fue derivando hasta que llegó al punto en el que discutían sobre quiénes, venecianos o florentinos, tenían los atributos sexuales mayores. El florentino Poggio Bracciolini comentó: "Evidentemente, los hombres mejor dotados son los venecianos, puesto que su miembro viril tiene tal longitud que cubre enormes distancias. ¿Cómo se explica si no que, cuando permanecen varios años a cientos de millas de su hogar a causa de sus viajes por mar, se encuentren a su regreso que son padres de dos y hasta tres criaturas?

Rasputín, su muerte y su pene
Para matar a Rasputín y según su propio asesino, comenzó con pasteles y vino cargados de cianuro. Esto pareció no afectarle mucho, por lo que le disparó en el pecho y le dió con su bastón (de plomo) en la cabeza. Después fue arrojado al río Neva. Donde murió ahogado. Antes de esto, le había cortado el pene, que aún hoy se conserva, y que parece ser tan grande como la resistencia de su amo.

La pólvora en Europa y China
La pólvora fue inventada en China en el año 1044 y un siglo después, aparecieron los primeros cañones allí. A Europa llegaron un par de siglos después pero fueron los europeos los verdaderos potenciadores de los cañones. La pólvora se compone de nitrato, carbón y azufre, y el nitrato proviene en su mayoría del estiércol. Los chinos tenían menos animales domesticados que los europeos y por lo tanto, conseguir el nitrato era más complicado, por lo que su pólvora tenía menos nitrato y era mucho menos potente. Así, los europeos ganaron la carrera armamentística del cañón.

domingo, 19 de julio de 2009

Van Gogh “enamorado” de Gauguin, le encubrió tras perder la oreja



Durante más de un siglo, se ha conocido a Vincent Van Gogh no sólo por su pintura, sino por el hecho de que se cortara a sí mismo una de sus orejas en un ataque de locura. Pero un nuevo estudio afirma que fue Paul Gauguin quien le cortó la oreja con una espada tras una disputa entre ambos por una prostituta.

En el libro de los historiadores del arte alemanes Hans Kaufmann y Rita Wildegans se sostiene que fue Van Gogh quien aseguró a todo el mundo que se había mutilado a sí mismo con el fin de proteger a Gauguin ante la posible condena en un juicio.

La historia dice que Van Gogh, pintor impresionista famoso por obras como "Los Girasoles" y "Noche estrellada", se cortó la oreja con una navaja en Arles, Francia, el 23 de diciembre de 1888. Luego, al parecer, la envolvió en un paño y la llevó a una de las prostitutas que frecuentaba en un burdel.

El libro 'La Oreja de Van Gogh: Paul Gauguin y el Pacto de silencio" sostiene que Van Gogh y Gauguin discutieron por una prostituta de nombre Rachel fuera del prostíbulo donde trabajaba. Gauguin, excelente luchador de esgrima, utilizó su espada para cortar la oreja izquierda de Van Gogh.

"Sea como sea la oreja izquierda cayó. No podemos decir si fue deliberado o un accidente. En esta situación, los protagonistas se comprometieron a guardar silencio. Gauguin desapareció, abandonando a su amigo", dice Kaufmann, autor del libro.

Gauguin jamás habló de lo ocurrido porque no quería hacer frente a los cargos y Van Gogh no dijo porque estaba "·enamorado" de Gauguin.

Dos años después de perder la oreja, Van Gogh, a la edad de 37, se suicidó, disparándose a sí mismo. Sus últimas palabras a Gauguin, fueron: "Estás tranquilo, yo voy a estarlo también."

El año después del suicidio de Van Gogh, Gauguin viajó a Tahití, donde pintó varias de sus obras más conocidas. Murió de un derrame cerebral en la Polinesia Francesa en 1903.

Gabriel García Márquez: "La soledad de América Latina"




Discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura (1982)

"Antonio Pigafetta, un navegante florentino que acompañó a Magallanes en el primer viaje alrededor del mundo, escribió a su paso por nuestra América meridional una crónica rigurosa que sin embargo parece una aventura de la imaginación. Contó que había visto cerdos con el ombligo en el lomo, y unos pájaros sin patas cuyas hembras empollaban en las espaldas del macho, y otros como alcatraces sin lengua cuyos picos parecían una cuchara. Contó que había visto un engendro animal con cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y relincho de caballo. Contó que al primer nativo que encontraron en la Patagonia le pusieron enfrente un espejo, y que aquel gigante enardecido perdió el uso de la razón por el pavor de su propia imagen.
Este libro breve y fascinante, en el cual ya se vislumbran los gérmenes de nuestras novelas de hoy, no es ni mucho menos el testimonios más asombroso de nuestra realidad de aquellos tiempos. Los Cronistas de Indias nos legaron otros incontables. Eldorado, nuestro país ilusorio tan codiciado, figuró en mapas numerosos durante largos años, cambiando de lugar y de forma según la fantasía de los cartógrafos. En busca de la fuente de la Eterna Juventud, el mítico Alvar Núñez Cabeza de Vaca exploró durante ocho años el norte de México, en una expedición venática cuyos miembros se comieron unos a otros y sólo llegaron cinco de los 600 que la emprendieron. Uno de los tantos misterios que nunca fueron descifrados, es el de las once mil mulas cargadas con cien libras de oro cada una, que un día salieron del Cuzco para pagar el rescate de Atahualpa y nunca llegaron a su destino. Más tarde, durante la colonia, se vendían en Cartagena de Indias unas gallinas criadas en tierras de aluvión, en cuyas mollejas se encontraban piedrecitas de oro. Este delirio áureo de nuestros fundadores nos persiguió hasta hace poco tiempo. Apenas en el siglo pasado la misión alemana de estudiar la construcción de un ferrocarril interoceánico en el istmo de Panamá, concluyó que el proyecto era viable con la condición de que los rieles no se hicieran de hierro, que era un metal escaso en la región, sino que se hicieran de oro.

La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia. El general Antonio López de Santana, que fue tres veces dictador de México, hizo enterrar con funerales magníficos la pierna derecha que había perdido en la llamada Guerra de los Pasteles. El general García Moreno gobernó al Ecuador durante 16 años como un monarca absoluto, y su cadáver fue velado con su uniforme de gala y su coraza de condecoraciones sentado en la silla presidencial. El general Maximiliano Hernández Martínez, el déspota teósofo de El Salvador que hizo exterminar en una matanza bárbara a 30 mil campesinos, había inventado un péndulo para averiguar si los alimentos estaban envenenados, e hizo cubrir con papel rojo el alumbrado público para combatir una epidemia de escarlatina. El monumento al general Francisco Morazán, erigido en la plaza mayor de Tegucigalpa, es en realidad una estatua del mariscal Ney comprada en París en un depósito de esculturas usadas.

Hace once años, uno de los poetas insignes de nuestro tiempo, el chileno Pablo Neruda, iluminó este ámbito con su palabra. En las buenas conciencias de Europa, y a veces también en las malas, han irrumpido desde entonces con más ímpetus que nunca las noticias fantasmales de la América Latina, esa patria inmensa de hombres alucinados y mujeres históricas, cuya terquedad sin fin se confunde con la leyenda. No hemos tenido un instante de sosiego. Un presidente prometeico atrincherado en su palacio en llamas murió peleando solo contra todo un ejército, y dos desastres aéreos sospechosos y nunca esclarecidos segaron la vida de otro de corazón generoso, y la de un militar demócrata que había restaurado la dignidad de su pueblo. En este lapso ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado, y surgió un dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestro tiempo. Mientras tanto 20 millones de niños latinoamericanos morían antes de cumplir dos años, que son más de cuantos han nacido en Europa occidental desde 1970. Los desaparecidos por motivos de la represión son casi los 120 mil, que es como si hoy no se supiera dónde están todos los habitantes de la ciudad de Upsala. Numerosas mujeres arrestadas encintas dieron a luz en cárceles argentinas, pero aún se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos por las autoridades militares. Por no querer que las cosas siguieran así han muerto cerca de 200 mil mujeres y hombres en todo el continente, y más de 100 mil perecieron en tres pequeños y voluntariosos países de la América Central, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, la cifra proporcional sería de un millón 600 mil muertes violentas en cuatro años.

De Chile, país de tradiciones hospitalarias, ha huido un millón de personas: el 10 por ciento de su población. El Uruguay, una nación minúscula de dos y medio millones de habitantes que se consideraba como el país más civilizado del continente, ha perdido en el destierro a uno de cada cinco ciudadanos. La guerra civil en El Salvador ha causado desde 1979 casi un refugiado cada 20 minutos. El país que se pudiera hacer con todos los exiliados y emigrados forzosos de América latina, tendría una población más numerosa que Noruega.

Me atrevo a pensar que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de la Letras. Una realidad que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas, y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de belleza, del cual éste colombiano errante y nostálgico no es más que una cifra más señalada por la suerte. Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos, el nudo de nuestra soledad.

Pues si estas dificultades nos entorpecen a nosotros, que somos de su esencia, no es difícil entender que los talentos racionales de este lado del mundo, extasiados en la contemplación de sus propias culturas, se hayan quedado sin un método válido para interpretarnos. Es comprensible que insistan en medirnos con la misma vara con que se miden a sí mismos, sin recordar que los estragos de la vida no son iguales para todos, y que la búsqueda de la identidad propia es tan ardua y sangrienta para nosotros como lo fue para ellos. La interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios. Tal vez la Europa venerable sería más comprensiva si tratara de vernos en su propio pasado. Si recordara que Londres necesitó 300 años para construir su primera muralla y otros 300 para tener un obispo, que Roma se debatió en las tinieblas de incertidumbre durante 20 siglos antes de que un rey etrusco la implantara en la historia, y que aún en el siglo XVI los pacíficos suizos de hoy, que nos deleitan con sus quesos mansos y sus relojes impávidos, ensangrentaron a Europa con soldados de fortuna. Aún en el apogeo del Renacimiento, 12 mil lansquenetes a sueldo de los ejércitos imperiales saquearon y devastaron a Roma, y pasaron a cuchillo a ocho mil de sus habitantes.

No pretendo encarnar las ilusiones de Tonio Kröger, cuyos sueños de unión entre un norte casto y un sur apasionado exaltaba Thomas Mann hace 53 años en este lugar. Pero creo que los europeos de espíritu clarificador, los que luchan también aquí por una patria grande más humana y más justa, podrían ayudarnos mejor si revisaran a fondo su manera de vernos. La solidaridad con nuestros sueños no nos haría sentir menos solos, mientras no se concrete con actos de respaldo legítimo a los pueblos que asuman la ilusión de tener una vida propia en el reparto del mundo.

América Latina no quiere ni tiene por qué ser un alfil sin albedrío, ni tiene nada de quimérico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una aspiración occidental.

No obstante, los progresos de la navegación que han reducido tantas distancias entre nuestras Américas y Europa, parecen haber aumentado en cambio nuestra distancia cultural. ¿Por qué la originalidad que se nos admite sin reservas en la literatura se nos niega con toda clase de suspicacias en nuestras tentativas tan difíciles de cambio social? ¿Por qué pensar que la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer en sus países no puede ser también un objetivo latinoamericano con métodos distintos en condiciones diferentes? No: la violencia y el dolor desmesurados de nuestra historia son el resultado de injusticias seculares y amarguras sin cuento, y no una confabulación urdida a 3 mil leguas de nuestra casa. Pero muchos dirigentes y pensadores europeos lo han creído, con el infantilismo de los abuelos que olvidaron las locuras fructíferas de su juventud, como si no fuera posible otro destino que vivir a merced de los dos grandes dueños del mundo. Este es, amigos, el tamaño de nuestra soledad.

Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte. Una ventaja que aumenta y se acelera: cada año hay 74 millones más de nacimientos que de defunciones, una cantidad de vivos nuevos como para aumentar siete veces cada año la población de Nueva York. La mayoría de ellos nacen en los países con menos recursos, y entre éstos, por supuesto, los de América Latina. En cambio, los países más prósperos han logrado acumular suficiente poder de destrucción como para aniquilar cien veces no sólo a todos los seres humanos que han existido hasta hoy, sino la totalidad de los seres vivos que han pasado por este planeta de infortunios.

Un día como el de hoy, mi maestro William Faullkner dijo en este lugar: "Me niego a admitir el fin del hombre". No me sentiría digno de ocupar este sitio que fue suyo si no tuviera la conciencia plena de que por primera vez desde los orígenes de la humanidad, el desastre colosal que él se negaba a admitir hace 32 años es ahora nada más que una simple posibilidad científica. Ante esta realidad sobrecogedora que a través de todo el tiempo humano debió de parecer una utopía, los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra.

Agradezco a la Academia de Letras de Suecia el que me haya distinguido con un premio que me coloca junto a muchos de quienes orientaron y enriquecieron mis años de lector y de cotidiano celebrante de ese delirio sin apelación que es el oficio de escribir. Sus nombres y sus obras se me presentan hoy como sombras tutelares, pero también como el compromiso, a menudo agobiante, que se adquiere con este honor. Un duro honor que en ellos me pareció de simple justicia, pero que en mí entiendo como una más de esas lecciones con las que suele sorprendernos el destino, y que hacen más evidente nuestra condición de juguetes de un azar indescifrable, cuya única y desoladora recompensa, suelen ser, la mayoría de las veces, la incomprensión y el olvido.

Es por ello apenas natural que me interrogara, allá en ese trasfondo secreto en donde solemos trasegar con las verdades más esenciales que conforman nuestra identidad, cuál ha sido el sustento constante de mi obra, qué pudo haber llamado la atención de una manera tan comprometedora a este tribunal de árbitros tan severos. Confieso sin falsas modestias que no me ha sido fácil encontrar la razón, pero quiero creer que ha sido la misma que yo hubiera deseado. Quiero creer, amigos, que este es, una vez más, un homenaje que se rinde a la poesía. A la poesía por cuya virtud el inventario abrumador de las naves que numeró en su Iliada el viejo Homero está visitado por un viento que las empuja a navegar con su presteza intemporal y alucinada. La poesía que sostiene, en el delgado andamiaje de los tercetos del Dante, toda la fábrica densa y colosal de la Edad Media. La poesía que con tan milagrosa totalidad rescata a nuestra América en las Alturas de Machu Pichu de Pablo Neruda el grande, el más grande, y donde destilan su tristeza milenaria nuestros mejores sueños sin salida. La poesía, en fin, esa energía secreta de la vida cotidiana, que cuece los garbanzos en la cocina, y contagia el amor y repite las imágenes en los espejos.
En cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía, y trato de dejar en cada palabra el testimonio de mi devoción por sus virtudes de adivinación, y por su permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte. El premio que acabo de recibir lo entiendo, con toda humildad, como la consoladora revelación de que mi intento no ha sido en vano. Es por eso que invito a todos ustedes a brindar por lo que un gran poeta de nuestras Américas, Luis Cardoza y Aragón, ha definido como la única prueba concreta de la existencia del hombre: la poesía.
Muchas gracias."

Simone de Beauvour: La voz del feminismo



En el año 2008 se conmoró que hacia un siglo desde el nacimiento de esta filósofa y escritora gala, cuyas premiadas dotes literarias se mantuvieron siempre al servicio de las libertades de la mujer.

"Manipuladora y frágil, intransigente y sumisa, tolerante y celosa. ¿Cómo esta pasionaria logró construir su leyenda entre verdades y mentiras?". Con estas duras palabras de la periodista Aghate Logeart, el semanio galo Le Nouvel Observateur celebró el año pasado el centenario del nacimiento de sus compatriota Simone de Beauvoir. A lo largo del 2008, Francia recordó a la escritora con algunos actos simbólicos y numerosas críticas que revisan con sorprendente frialdad el trabajo filosófico y narrativo de esta férrea abanderada del feminismo y el existencialismo.

Hija de George Beauvoir y Françoise de Brasseur, Simone nació en París el 8 de enero de 1908. Educada en el cristianismo y los modales burgueses, su infancia y juventud discurrieron con aires de normalidad: "Alrededor de la edad de la razón, me veo como una niñita formal, dichosa y bastante arrogante", recuerda en su autobiografía "Memorias de una joven formal".

El primer zarpazo a su mentalidad tradicional se lo dio la Universidad de la Sorbona, donde desembarcó para estudiar filosofía. En aquellas aulas, evolucionó hacia posiciones liberales y renegó de su pasado aburguesado. El impuso para este viraje intelectual se lo dio un compañero de facultad, Jean Paul Sartre. Con apenas 20 años, ambos estudiantes unieron sus vida en una liaison que escandalizó a sus contemporáneos -sin casarse ni vivir en la misma casa- y que sólo la muerte logró romper.

Simone relató a menudo sus sentimientos hacia el filósofo, pero donde realmente lo radiografió es en "La ceremonia del adiós" (1981), libro dedicado a Sartre tras su muerte. Esta historia -"amor necesario", lo llamaron ellos- se mantuvo viva a pesar de que ambos tuvieron otras parejas -"amores contingentes"-. La gran pasión de Beauvoir fue, durante casi 20 años, el escritor Nelson Algren, aunque el norteamericano nunca asumió la devoción de la francesa por el filósofo. "No podría ser la Simone que amas si pudiese abandonar mi vida con Sartre", le convencía la escritora en una carta, pero él no soportó este amour à trois y acabó la relación en 1964.

Recibió el reconocimiento de la crítica con las novelas y la adhesión del público femenino con el ensayo.

Con tan solo 21 años, Simone se había convertido en la profesora de filosofía más joven de Francia, una actividad que abandonó durante la Segunda Guerra Mundial para dedicarse por completo a la escritura. En 1943, se unió a la Resistencia francesa y publicó su primer libro, "La invitada", en el que ya abordaba uno de sus temas recurrentes: la libertad y la responsabilidad individual. Las novelas siguieron apareciendo existosamente en el mercado hasta que, en 1954, obtuvo el acreditado Premio Goncourt con "Los Mandarines". Sin embargo el prestigio internacional de Beauvoir procede más de su pluma como ensayista y filósofa que de la ficción literaria.

Tras la contienda internacional, Simone participó junto a Sartre en la fundación de la revista "Les Temps Modernes". "Nos animaba un mismo proyecto y queríamos dar testimonio de todo lo que nos rodeaba", recordaría la francesa años más tarde. Aquella publicación fue el púlpito desde el que difundió con ahínco las bases filosóficas del existencialismo y el soporte en el que la escritora comenzó a esbozar su escritura engagée o comprometida.

En 1971, Simone firmo en "Le Monde" el polémico "Manifiesto de las 343", un texto en el que aquellas mujeres reconocían haber abortado alguna vez.

Esa obligación moral prioritaria de Simone de Beauvoir era la mujer; su redefinición en el siglo XX y su ubicación en la sociedad actual. La escritora plasmó estas reflexiones en "El segundo sexo" (1949), considerado una de las obras fundacionales del feminismo moderno y cuyos argumento se resume en el ya célebre pensamiento: "No se nace mujer, se llega a serlo".

El libro enfureció a los sectores conservadores, pero fue un rotundo éxito de ventas y convirtió a Simone en abanderada de los derechos de la mujer moderna.

Desde aquel momento alternó la publicación de exitosos libros -"Una muerte muy dulce" (1964) o "La vejez" (1971)- con conferencias por el mundo, reivindicando las libertades femeninas, como el aborto. Uno de sus compromisos más polémicos fue su firma en el "Manifiesto de las 343", publicado en "Le Monde" en 1971, en el que aquellas mujeres reconocían haber abortado.

Permaneció fiel a sus principios, hasta que falleció el 4 de abril de 1986 en París.